Epiphone SG G-400

martes, 2 de marzo de 2010

Cada vez que vemos una SG creo que a la inmensa mayoría se nos viene a la cabeza un personaje; Angus Young (el guitarrista de AC/DC).
Otro porcentaje mucho menor le atribuirá a Tommy Iommi (guitarrista de Black Sabbath) la gracia de ser su usuario más famoso. Usuarios y artistas aparte, la SG es uno de los emblemas de Gibson y, por descontado, de su filial Epiphone.
Por eso y por sus factorías en China, Epiphone puede ofrecer formas muy reconocibles y con pedigrí a precios bastante razonables. Y aquí tenemos la prueba de la gama media de la SG de Epi, la G-400.

Construcción
La construcción y ensamblaje se realiza en China, por lo que el control de calidad es suficiente pero no exquisito.
El cuerpo y el mástil son de madera de caoba, excepto el diapasón, realizado en palisandro y que muestra una coloración irregular. La unión del mástil al cuerpo se ha realizado mediante encolado, para conseguir un extra de sustain.
El lacado le da un aspecto muy agradable a la vista, aunque los dedos se marcan a fuego. La unidad está bien ensamblada y pegada, a excepción del ajuste de los botones de control del volumen y tono, un tanto desalineados respecto al cuerpo.
Las piezas metálicas son de una calidad correcta. Los clavijeros Grover y el puente Tune-o-matic garantizan estabilidad en la afinación, aunque no definitiva. La G-400 equipa dos humbucker V-alnico, que la dotan de un aspecto vintage y el protector de púas, de menor tamaño que en las Gibson, llena la vista.

Tacto
El mástil de la Epi SG es de un tamaño medio, bastante cómodo y adecuado a muchos perfiles de usuario. Mantiene un suave perfil en D estrecha que encontramos cómodo para diversos estilos.
La guitarra tiene tendencia a cabecear, es decir el equilibrio entre el cuerpo y el mástil se rompe a favor de este último. Un problema un tanto molesto que nos encontramos a la hora de tocar sentados.
El enganche para la correa en la zona trasera, a la altura de la unión entre el mástil y cuerpo, lo que nos coloca el mástil un poco más alejado de lo habitual cuando tocamos bastante recto o sentados, quedando la guitarra situada transversalmente respecto a nuestro tronco. La correa deberá ser de nuestra confianza si no quieres llevarte un susto.
El ajuste de fábrica presenta un altura de cuerdas adecuada, aunque algún traste debería ser pulido y así evitar el cerdeo ante un ataque fuerte con la púa.
El acceso a los trastes más agudos es malo en relación a los miles de guitarras con cuataway pronunciados que existen en el mercado, pero tienen un defecto: no son una SG, una parte de la historia del rock.

Sonido
Tono de rock 100%, chirriante y agresivo cuando colocamos el conmutador de pastillas en la zona aguda y grueso y gomoso cuando visitamos los graves.
Las pastillas Humbucker V alnico diseñadas por Gibson USA le dan un tono clásico y rockero a la SG G-400, de auténtico rock de los 60-70. En los tonos límpios, nuestras cuerdas resuenan gordas y algo planas, pero al introducir la distorsión, suspiran de alivio y nos hechizan los oídos.
La diferencia entre las pastillas le dotan de diferentes voces aunque su vocación es muy rockera y hasta heavy, pero siempre con un regusto clásico. También tiene potentes graves para blues pero su voz luce más distorsionada.

Conclusión
La SG G-400 de Epiphone es una guitarra muy válida para tocar rock, rock duro e incluso heavy, por un precio módico y una buena relación calidad precio. No es una Gibson Custom Shop pero cumplirá con suficiencia tus peticiones si no eres muy exquisito.
El sensación general es buena, los ajustes son correctos y los sonidos para tocar rock son magníficos. Entonces, solo queda que te vistas de colegial y des saltos con una pierna por delante de la otra

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